domingo, 1 de marzo de 2009

La Familia


Especie en peligro de extinción.


La familia es un lazo de protección, recuperemos el valor de la familia.
Hoy es “El día de la Familia”. Después del Encuentro Mundial de las Familias celebrado en México hace unos pocos días, han surgido las siguientes cuestiones:

¿Que nos pasó, en que momento cambiamos tanto?
¿Como pasó? ¿Cómo fue que pasó?


Si las cosas más simples eran tan divertidas… patear el bote, esconderte y salvar a tus compañeros de juego o las coleadas en plena calle, sin ningún sobresalto, a excepción del silbido agudo del carrito de los plátanos azucarados y el camote con miel de piloncillo, estacionado en la esquina de la calle y junto a él, el policía de la colonia vigilante y amable, siempre cuidándonos.
Esto terminaba cuando la voz de mamá asomaba a la ventana sin barrotes para avisarnos que era hora de dormir y poner fin a los juegos.
A los padres se les respetaba y obedecía y nuestros padres hacían lo mismo con mis abuelos.
El único miedo que teníamos era a lo obscurito, a la llorona, a reprobar y a las tarántulas del parque.
Ibas a la escuela sóla y regresabas sóla, podías ir al cine sólo o con amigos, nada pasaba, en la matinée veías películas de gángsters y pensabas que eso sólo pasaba en el cine.

¿Dónde nos desviamos? ¿En que momento nos perdimos ?…
¿Cuando nos abandonó el alma? ¿Cómo dejamos que nos envenenará el mal?
¿Cómo nos ganó esta ausencia de valores, de honestidad, de unión familiar e indolencia por nuestros semejantes?

Fue, quizás el cambio de lo simple a lo sofisticado, a la tecnología que nos abstrajo de la humanidad simple, que ayer fuimos, y nos ha convertido en zombies que necesitan estímulos de enervantes y químicos, que otros promueven para enriquecerse. O estímulos materiales como: autos, casas, viajes, joyas… que sé yo.
Marchamos como zombies, trabajamos 40, 50 años enloquecidos y después pasamos nuestros últimos años gastando lo ahorrado, en recuperar la salud perdida por los años de excesos y abandono.
Por dios, quiero que regrese mi alma y volver a ser humano, quiero sentir vergüenza por mis faltas y por no ayudar a un necesitado, quiero que vuelva la honestidad como motivo de orgullo.
Quiero quitar las rejas de mi ventana y las chapas de mi portón. Quiero sentarme en mi casa con las ventanas abiertas y disfrutar el anochecer de un tranquilo verano.
Quiero dejar a mi hijo y a mis nietos un mundo simple y común, con amor, esperanza, alegría, techo y comida para todos, que solo piensen en el ser y no en el tener.
Quiero que me regresen el alma de mi MÉXICO LINDO Y QUE RICO.


Lucha de Gigantes
(España)

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